El león o leona de Nueva Carteya sorprende al visitante del Museo Arqueológico de Córdoba con su feroz hieratismo y con el detalle de las garras, las fauces entreabiertas y la intrincada melena que cubre la parte posterior del cuello. El animal tiene una expresión a mitad de camino entre la amenaza y la agonía, entre la tensión y el reposo.
Aunque su propósito aún es materia de debate entre los expertos, pocos dudan de su carácter protector. Tal vez para los vivos, marcando su territorio, o acaso para los muertos, guardando su memoria y la morada de su espíritu.
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