En
el santuario de Torreparedones se depositaron centenares de exvotos durante
siglos. Todos ellos, como el de esta mujer que implora fertilidad, entrañan una
conmovedora declaración de fragilidad, de sentirse inerme ante los azares de la
vida. Son como oraciones en piedra cuyo ruego ha llegado intacto hasta
nosotros, aunque hoy se exhiban en la vitrina de un museo. El Museo de Baena merece una visita por muchas razones, pero sin duda esta pieza única que nos interpela como seres humanos es una de las imprescindibles.