lunes, 10 de enero de 2022

El ESPLENDOR ARQUEOLÓGICO de RUMANÍA en el MAN


Salí de la exposición “Tesoros arqueológicos de Rumanía. Las raíces dacias y romanas” convencido de que es la exposición de la década en el Museo Arqueológico Nacional. Tal es el número de museos que han cedido piezas y la calidad de estas, que parece poco menos que irrepetible una panorámica tan completa del legado arqueológico de Rumanía, desde la primera Edad del Hierro, cuando el territorio rumano estaba poblado por tribus tracias, hasta la época bizantina, pasando por el asentamiento de nómadas escitas, la fundación de ciudades griegas en el Mar Negro, la llegada de la civilización geta, el periodo clásico dacio y la formación y esplendor de la provincia romana de Dacia.

Son muy numerosas las obras extraordinarias que me han impresionado, comenzando por el hieratismo de la estatua del guerrero escita de Sibioara (s. VI – V a.C.), con sus esquemáticas manos cruzadas sobre el pecho. Es simplemente maravilloso el casco tracio de Cotofeneşti (s. V a.C.), tan espectacular como los ajuares de los “príncipes getas de oro y plata”, soberanos de mentalidad helenística, con sus cascos con ojos apotropaicos como el de Peretu, del s. IV a.C. Todos ellos muestran una sofisticación que evoca a Siria, Persia o Mesopotamia, y que alcanzó su máximo esplendor en el reino geto-dacio gobernado por reyes como Decébalo, que fue finalmente sojuzgado por el emperador Trajano en la guerra inmortalizada en la columna de ese emperador en Roma, que dio paso a la creación de la provincia romana de Dacia.

Esta lista excedería en un espacio aquí disponible pero no puedo dejar de mencionar el casco con alas de ave articuladas del caudillo celta de Ciumeşti (s. III a.C.) y la deslumbrante sala elipsoidal dedicada a la Dacia romana, con piezas tan sobresalientes como la estatua del dios Glykon, una solemne serpiente con cabeza de herbívoro y orejas humanas. 

Valga como cierre una mención a las ilustraciones que proporcionan el telón de fondo de la exposición, de ese artista genial que es Radu Oltean; y un recordatorio: tenéis hasta el 27 de febrero para visitar la exposición; ¡no os la perdáis!

 



















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