El templo romano de Évora se alza en el corazón de la ciudad como si hubiera caído del cielo. Lo rodean los más solemnes edificios cristianos: la Sé, el convento dos Lóios, el Palacio de la Inquisición. Entre ellos, el templo con sus catorce columnas rematadas por capiteles corintios, de sobrio granito gastado por los siglos, parece un viajero llegado de muy lejos observado por un corro de ceñudos vecinos. Pero basta observar con un poco de atención para comprobar que los recién llegados son todos los demás. Mucho antes que visigoda, musulmana o cristiana, Ebora Liberalitas Iulia fue romana, y dominó las anchas planicies productoras de aceite y vino al sur del Tagus. Claro que para ello debió Roma sojuzgar a los lusitanos y, si ello fue difícil, se debió en gran medida a la figura de Sertorio, partidario de Cayo Mario y gobernador de la Hispania Citerior, que se erigió en defensor del pueblo ante la dictadura de Sila.
Durante casi diez años Sertorio, al frente de los lusitanos y de sus propias tropas, puso en jaque a las legiones enviadas contra él desde Roma. Como en el caso de Viriato, tan solo mediante el asesinato pudieron sus enemigos derrotarlo. Cuesta imaginar el mundo que habría resultado si Sertorio hubiera consolidado un gran reino lusitano-romano en el occidente de la península Ibérica.
Pero es, claro está, una reflexión ociosa. El caso es que ahora estamos en Évora, ante los majestuosos restos del templo que sirvió de santuario al culto imperial. Observándolo caigo en la cuenta de que dentro de cuatro días, el 19 de agosto, se cumplirá el bimilenario de la muerte de Augusto. Hace dos mil años, la comedia terminó para él. Y, a la sombra del templo en que lo veneraron los eborenses, merece que le recordemos con un aplauso.
Preciosa y evocadora reseña. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Gracias, Íñigo, un abrazo!
ResponderEliminarPor cierto, yo pondría las fotos en un tamaño más grande. Darían más empaque al blog. Simplemente una sugerencia.
ResponderEliminarPues se agradece la sugerencia; trataré de hacerte caso. A ver si acierto.
ResponderEliminarDicho y hecho. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarÉvora é uma das minhas cidades favoritas e já dizia a poetisa Florbela Espanca, "Évora! Ruas ermas sob os Céus, cor de violetas roxas ...". Penso que o que escreves e as fotos que fizeste descrevem bem a beleza desta cidade. Viva Augusto y viva Évora.
ResponderEliminarMuito obrigado, Lamiako! Me encantaron Évora y Florbela Espanca; ambas me fueron recomendadas por una amiga a la que siempre intento hacer caso. Un abrazo.
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