sábado, 13 de octubre de 2012

Viriato en Zamora


Cada vez que voy a Zamora me pregunto por qué no la visitamos más a menudo. A menos de tres horas de Madrid, bien podría estar en otro planeta, midiendo en términos de tranquilidad y anchura de horizontes. Me encanta su atmósfera de civismo apacible, su geografía de navío encallado a orillas del Duero, la sobreabundancia de venerables construcciones románicas, la castellana cualidad granítica y amable de sus gentes.

Fuimos a recorrer en un barquito los Arribes del Duero, la frontera que un día lo fue de contrabandistas, a localizar escenarios para mis celtíberos, y terminamos el fin de semana haciendo una visita a Viriato, Terror Romanorum, encaramado sobre su pedestal de bronce en la plaza que lleva su nombre, en el centro de Zamora. Va apenas cubierto por un taparrabos, como si haciéndolo más primitivo y bárbaro se hiciera resaltar más todavía lo extraordinario de sus hazañas. Alza a lo alto los dedos desplegados de su mano derecha y una mirada desesperada, sabiendo ya, con la ventaja de la mirada reprospectiva de su escultor, el destino que le esperaba,

En la base del pedestal, un feroz rostro de carnero, rematando un enorme espolón de proa, parece decirle al viajero que no es bienvenido. Que conviene respetar la soledad antigua de Viriato, Terror Romanorum.










4 comentarios:

  1. Yo creo que más que en un espolón de proa, la cabeza del carnero es el final del típico ariete, no hay más que ver las argollas para agarrarlo.
    En cuanto a su ferocidad y a eso de que parece decir al viajero que no es bienvenido, podría mostrar miles de fotos en las que los niños están subidos a la cabeza del carnero, algo que está permitido y que es muy típico entre los niños zamoranos, como si Viriato, en lugar de solicitar soledad, nos dijera: Venid, no me dejéis sólo de nuevo.

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  2. Tienes toda la razón del mundo, Trecce. Sin duda es un ariete, aunque no he conseguido averiguar si hace referencia a algún episodio concreto.

    Y, en cuanto a los niños, doy fe: había un buen número de ellos jugando alrededor.

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  3. Yo me quedo con el grafiti de la viejita castellana... Lo guardo en mi archivo de arte urbano. Gracias.

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  4. Estupendo, Julio. Sólo una aclaración: el susodicho grafiti lo fotografié en Miranda do Douro. Abrazos.

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