El Palazzo Massimo, en la Plaza de la República, es la
sede del Museo Nacional Romano. Cuando llegamos sorteando el tráfico de Vespas
dominicales encontramos un gran cartelón desplegado en la fachada. Muestra el
discóbolo de Mirón y reza: “Once were
Romans. No se vive senza una slancia ideal”. Once were Romans: una vez fueron los romanos. Ángela lo explica:
“Una vez fueron los romanos los que copiaron todo lo que hicieron los griegos”.
Pero luego comprobamos que el genio romano produjo también obras mágicas
propias. Quedamos boquiabiertos ante la reconstrucción del triclinium de la Villa de Livia. Representa un jardín sutil,
exuberante, intemporal. Un jardín donde saborear la proporción de lo humano y
ver transcurrir el paso de los siglos.
Una vez fueron los romanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario