El Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, dirigido por Enrique Baquedano, vuelve a la carga con una espléndida exposición temporal. En esta ocasión se trata de Fragor Hannibalis, Aníbal en Hispania, una mirada a la presencia de los Bárquidas en la Península Ibérica, y al contexto de pueblos indígenas, íberos y celtíberos, con los que interactuaron. Más allá de no pocas piezas extraordinarias, como las estelas procedentes de Cartago y los vasos de la Danza Guerrera (Lliria/Edeta) y de los Guerreros (Numancia), en mi opinión el mayor valor de la muestra reside en la visión que de la etapa Bárquidad da su comisario, Manuel Bendala.
Manuel Bendala es un lujo para la arqueología española, tanto en los aspectos científicos como de divulgación, y siempre arroja luz sobre los temas que trata. En este caso, explica el modo en que Amílcar fundó una dinastía hispano-púnica partiendo de la tradición real y aristocrática cartaginesa, potenciada por la adopción del modelo de príncipe helenístico, asociado con la divinidad. Alejandro es, por supuesto, el modelo que inspira a los Bárquidas, identificado con Melqart o Hércules. No es casual, por tanto, que Melqart fuera la divinidad tutelar de los Bárquidas, ni que Alejandro tuviera una estatua en el templo de Melqart de Gadir.
Tal y como señala Bendala, del mismo modo que Alejandro encontró en Oriente el modelo de soberano que aspiraba ser, los Barca encontraron en Hispania su "Oriente en Occidente", una sociedad con raigambre oriental en la consideración del poder y de sus soberanos.
Como es habitual en las exposiciones del MAR, esta cuida especialemtne los aspectos didácticos. Los uniformes de combatientes púnicos, indígenas y romanos son magníficos, y también las reproducciones de máquinas de sitio. Y hay que descubrirse ante las ilustraciones de Albert Álvarez Marsal, como la de la batalla de Baécula que ilustra el cartel de la exposición. En fin, que es como para no perdérsela. Está hasta el 12 de enero de 2014. Y, perdóneseme la vanidad, pero no perdáis de vista la pequeña pero bien surtida tienda del Museo.
Oye, si en esa vitrina veo un libro que me suena un montón. Que gran escritor por cierto. ;-P
ResponderEliminarEstupenda tiene la exposición. Gracia spor enseñárnosla.
¡Jajaja! Muy observador, Íñigo. A eso me refería con lo de la vanidad...
ResponderEliminarNo nos la perderemos. Un abrazo.
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