He pensado siempre que, si debiera pasarme con un único libro, éste sería el Quijote. Porque, más que un libro, es una civilización completa, y un retrato exhaustivo de la naturaleza humana. Pero no puedo dejar de reconsiderarlo a medida que me sumerjo en los Ensayos de Montaigne. Él mismo nos lo advierte en el verso de Virgilio que sirve de umbral al volumen de 1728 páginas de la colosal y maravillosa edición de El Acantilado.
Viresque acquirit eundo
[Cobra fuerza a medida que avanza]
Montaigne es un milagro, un prodigio. Explora los laberintos del alma y de la Historia con una minuciosidad generosa y sutil que anticipa todo lo grande y lo pequeño que está por venir. Hunde las manos en ese pozo inagotable que es el espíritu clásico y levanta sobre él el inmenso edificio de un hombre libre que aprende a sobrevivir dignamente sabiéndose solo y breve.
Dijo Quevedo de los Ensayos: Libro tan grande que quien por verle dejara de leer a Séneca y a Plutarco, leerá a Plutarco y a Séneca.
Y el inmenso y atormentado Nietzsche apostilló: Que un hombre así haya escrito, ha aumentado ciertamente el placer de vivir en este mundo.
Tomo el libro de Montaigne y dejo que su talento asombroso de hombre bueno me vaya calando el alma como una tibia llovizna de siglos. De pronto descubro su secreto: La mitad de la palabra pertenece a quien habla, la otra mitad a quien la escucha. Ahora resulta que la mitad de cada una de las palabras de Montaigne me pertenece. Qué privilegio.
[He abierto un hilo en Hislibris sobre los Ensayos de Montaigne:
http://www.hislibris.com/foro-new/viewtopic.php?t=8486
Sois bienvenidos.]
Caro amigo, en efecto, los "Ensayos" son uno de los libros más grandes que ha escrito ese ser humano capaz de lo mejor. Es uno de mis libros de cabecera hace años (o en la edición de Cátedra, bellísima, en papel biblia) y en sus páginas siempre ehe encontrado conocimiento y también citas concretas que luego he incorporado a mis libros (el colofón de las Hazversidades proviene de los Ensayos y mi último libro, que se presentará en la Feria del Libro de Madrid, se inaugura con unos versos de Lucano que también encontré en el Magíster Montaigne. Lo que más me sorprende de él, además, noe s sólo que hace reflexiones propias, sino que tiene en la cabeza todo el conocimiento cla´sico imaginable. La mayor parte de cada uno de sus ensayos son glosas y comentarios a través de citas de autores clásicos. Impresiona la capacidad de conocimiento y luego su habilidad para ligar unos pensamientos ajenos de diversos autores para iluminar al lector de manera integral. Por ejemplo cuando cita a Cicerón en el Ensayo XX (no es que yo me los epa de memoria, es que tengo el libro en el despacho siempre para de vez en cuando releer, que conste, mi memoria es la de un pez). Bueno,pues dice Montaigne que Ciceron dijo a su vez que "filosofar no es sino prepararse a morir; y esto porque ele studio y la contempalción separan algo nuestra alma de nosotros y la ocupan aparte del cuerpo, lo que supone cierto aprendizaje y parecido con la muerte; o bien, porque toda la sabiduría y el discernimiento del mundo se reduce al fin a este punto, a enseñarnos a no temer el morir..." y así mil cien páginas... En fin, amigo Arturo, habiendo libros como éste, quien no alcanza la plenitud en la vida es porque no quiere... salud!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, amigo; coincido contigo punto por punto. Montaigne es uno de esos raros casos en que un talento deslumbrante está puesto al servicio de las mejores causas. Entre otras lecciones, nos enseña la de la humildad: ni con tanto Google y tanta Wikipedia somos capaces de llegarle a la suela de los zapatos en el manejo inteligente de información. Me encanta compartir también esto contigo. Abrazos.
ResponderEliminarPues, coincido contigo, Arturo. Si tuviese que elegir un obra de cabecera, esa sería "Ensayos" de Michel de Montaigne. Un libro de sabiduría inagotable, que leo y releo sin descanso. No conozco otro libro en el que vida y pensamiento estén más unidos. Bueno, tal vez las "Meditaciones" de Marco Aurelio. Pero esa es otra historia...
ResponderEliminarSaludos
En un reciente viaje a París y Bruselas me hice con este preciado y precioso volumen, en una librería de viejo, en edición francesa, y veo que ya estoy tardando en leerlo cuando dos de las personas a las que más admiro cultural y humanamente lo encomian de este modo.
ResponderEliminarHmmm, Marco Aurelio, qué bien traído, Fernando. Es otra historia, pero no menos jugosa. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Qué calladito te lo tenías, Julio! Me lo tienes que enseñar sin demora. Además, me interesa mucho tu opinión sobre la experiencia de leer a Montaigne en francés o en español. En el prólogo de la edición de Acantilado comenta que hay cierto debate en Francia sobre la conveniencia de hacer una edición actualizada de los Ensayos porque el francés original resulta a veces complejo de seguir. Ya hablamos. Y la admiración, quede dicho que recíproca.
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