Estos días he leído un buen número de necrológicas dedicadas al Comercial, alguna tan hermosa como la de mi amigo Jaime Alejandre. Pero no me resigno a darlo por perdido; no me puedo creer que los madrileños no tengamos aliento ni instituciones para impedirlo. Cualquier ciudad debe resistirse con uñas y dientes a perder un espacio tan cargado de convivencia, literatura, memoria y conversación. He escuchado a Manuela Carmena expresar su deseo de que el Comercial pueda volver a abrir sus puertas renovado. Luchemos para conseguirlo. Pidamos a nuestro Ayuntamiento que se implique en la supervivencia del café Comercial.
Os animo a compartir o, mucho mejor, hacer vuestro propio cartel.
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