domingo, 29 de octubre de 2023

EL REENCUENTRO DE LOS ENCUENTROS (XI Encuentros Hislibris 2023)

 


Como lo describió maravillosamente Pilar González Serrano, Hislibris es un «insólito rescoldo» de respeto, amistad y amor por la historia, la conversación y los libros. Esos principios se ponen de manifiesto cada día en el Foro, como viene ocurriendo desde hace 16 años, y, cuando nada lo impide, cara cara, al alcance de la voz y los abrazos, en los Encuentros Hislibris, que a lo largo de los años han ido recorriendo la geografía hislibreña española.

La pandemia y su resaca de distancia posterior nos impuso una pausa demasiado larga, pero este fin de semana hemos tenido la gran alegría de volver a la carga, con la XI edición de los Encuentros, los primeros que celebramos en el local El Periscopio de Ediciones Evohé, en Madrid. Algunos de los reencuentros llevaban años esperando.

Como siempre, entregamos los premios anuales Hislibris, presentamos el libro con los relatos seleccionados en nuestro concurso y celebramos mesas redondas sobre historia y literatura, con nuestra admirada Pilar González Serrano como invitada estelar, cautivándonos con su visión sobre las damas hispanas de los iberos; y con el imprescindible e incombustible Javier Baonza—¡gracias, Javi!—conduciendo una memorable conversación sobre las sagas nórdicas.

Otras reseñas más autorizadas darán cuenta de los Encuentros. Yo me conformo con declararme feliz por haber compartido la calidez de la conversación y la amistad, con los brindis de Lavagú y el Círculo de Bellas Artes, con Pilar y su hija Mónica, con Javi­_LR, Sandra/Nuru, Leandro, Ángeles/Nausícaa, Íñigo, Koenig/Javier y Patricia, Equix/Ernesto, Antonio, Marta/Íñigo Montoya y su marido, Mª José/Rosalía, Tersites/Fernando, Alejandro y Ángela, y todos los galardonados que nos acompañaron.

Echamos de menos a algunos queridos Hislibreños, pero seguro que nos vemos pronto.

¡Viva Hislibris y el reencuentro de los Encuentros!




















lunes, 23 de octubre de 2023

¡VUELVEN LOS ENCUENTROS HISLIBRIS! (XI Encuentros Hislibris, Madrid 27-28 octubre 2023)

 


¡Vuelven los Encuentros Hislibris! Después de algo más de cuatro años de paréntesis pandémico y post-pandémico, llega a la XI Edición de ese fin de semana dedicado a los libros, la historia, la conversación y la amistad, que son los Encuentros Hislibris. Entregaremos premios, presentaremos el libro de relatos de nuestro tradicional concurso, hablaremos sobre damas íberas y sagas nórdicas, comeremos y brindaremos en nuestra proverbial buena armonía. Y todo ello en nuestro local de El Periscopio. ¡No os lo podéis perder!











jueves, 5 de octubre de 2023

LA CIUDAD ARÉVACO-ROMANA DE CONFLOENTA (Tras las huellas de César XV)

 


A 60 km de Segovia, siguiendo hacia el noroeste el piedemonte de la Sierra, se llega a Duratón, con su maravillosa iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción. En un extenso cerro cultivado hoy con cereal situado tras ella, pendiente de excavar en su gran mayoría, se encuentra la antigua ciudad romana de Confloenta, en la que se instaló a los arévacos del entorno derrotados por el cónsul Tito Didio.

La visité en una calurosa mañana de julio, protegido con un parasol de la inclemencia de la canícula castellana. Debía de tener un aspecto de lo más sospechoso, porque no tardó en venir a mi encuentro un Land-Rover de la Guardia Civil. Los dos agentes se bajaron del vehículo, me miraron de arriba abajo con manifiesta desconfianza, me pidieron la documentación y uno de ellos me sometió a un interrogatorio en toda regla mientras su compañero entraba el vehículo con el DNI en la mano para hacer las comprobaciones oportunas.

—¿Qué hace usted por aquí?

Expliqué al agente que era aficionado a la arqueología y que iba a visitar el yacimiento. Eso no hizo sino agudizar sus sospechas.

—¿Aficionado? ¿Es usted de la universidad?

La verdad es que no niego que pudieran tener motivos para desconfiar: no es fácil entender que nadie quiera someterse a una desolada solanera como aquella por pura afición. No tardaron en llegar las preguntas clave:

—¿Es su coche aquel de allí?

Respondí que sí.

—¿No llevará un detector de metales en el maletero?

Negué con el mayor de los énfasis.

—¿Estás seguro?

—Vamos si quieren y se lo muestro. La verdad es que les agradezco mucho esto que están haciendo. Muchas veces la Guardia Civil son la única protección frente a los expoliadores.

Imagino que, más que mis palabras de aprecio cívico, su base de datos le ratificó que yo era de fiar, porque salió el segundo agente del coche, hizo un comentario en voz baja a su compañero y ya todo fue cordialidad. Ellos mismos me acompañaron al yacimiento y me indicaron cómo moverme por allí. Nos despedimos deseándonos mutuamente buena visita y buen servicio.

Las últimas excavaciones han sacado a la luz las termas meridionales de la ciudad, accesibles mediante una gran rampa escalonada dispuesta en paralelo al arranque del cardo Máximo. Los carteles me fueron informando sobre las vicisitudes del yacimiento, llamado de Los Mercados. El núcleo original de Confloenta contó con 21 hectáreas de extensión y se articuló mediante tres decumani en pendiente (clivi) y 21 kardines con orientación norte-sur en plano horizontal (vici).  La calle de mayor longitud era el Decumanos Maximus, de 660 m de largo. La ciudad ganó tanta prosperidad que, con el tiempo, añadió áreas suburbiales y periurbanas que llevaron la extensión de Confloenta hasta las 50 hectáreas.

Es difícil imaginarlo hoy, porque casi nada de todo ello se ofrece a la vista. Sin embargo, se trata de un yacimiento conocido desde antiguo. Ya en 1795 fue excavado bajo la dirección del arquitecto real Juan de Villanueva, quien extrajo varios mosaicos para decorar la Casa del Ermitaño en el palacio real de Aranjuez. Expolio de estado, podríamos decir, marcando la tendencia de los siglos por venir. Después, en distintos momentos de los siglos XX y XXI siguieron los trabajos, aunque aún queda muchísimo por explorar para conocer esta ciudad que estuvo habitada durante casi ocho siglos, desde su fundación, como civitas peregrina, pasando por su estatus de municipio de derecho latino, en época Flavia, hasta su declive como población tardoimperial y visigoda.

Esa importante ciudad vibrante de historia no aparenta ser hoy más que un extenso trigal listo para cosechar. Es preciso acudir a la fotografía aérea, al trabajo de los arqueólogos y a las reconstrucciones artísticas de los expertos para que cobre vida aquel lugar en que Tito Didio obligó a los combativos arévacos de Colenda a pasar por el aro de la romanización. Es la cara y la cruz de España. Tenemos un patrimonio arqueológico inmenso, una gran parte de él aún por descubrir, y una crónica de escasez de recursos para hacerlo. 

Menos mal que todo va cambiando, para bien, aunque sea poco a poco. Hoy se aprovecha la atención de las administraciones públicas y los fondos europeos para retomar las excavaciones y los trabajos arqueológicos por todos los rincones de España. Hoy crece la afición por la arqueología entre la ciudadanía y baten récords de asistencia y audiencia las exposiciones de los museos y los programas de divulgación documental. Hoy tenemos agentes de la Guardia Civil que vigilan los parajes más agrestes y solitarios para proteger el patrimonio y el conocimiento de nuestro pasado que nos pertenece a todos. Vaya aquí un agradecimiento a aquellos dos agentes que desconfiaron al verme caminando por las soledades de Castilla un incandescente domingo de julio.