viernes, 25 de noviembre de 2016

MÁLAGA: ÁRABES Y ROMANOS


Tratándose de teatros romanos, pocos semblantes urbanos me gustan tanto como el de Málaga. Las gradas del teatro se acomodan en la falda de un cerrillo rematado por la impresionante alcazaba árabe, y se abren a la ciudad como si ésta fuese el escenario. Es un placer sentarse en la piedra antigua y ver la vida de la ciudad transcurriendo en la calle Alcazabilla y la Plaza de la Judería, como si la obra que se representara en el viejo teatro fuera la de la Historia, la de los siglos que pasan. 









viernes, 18 de noviembre de 2016

EL LEÓN Y LA SERPIENTE DE TARTESSOS (El jarrón tartésico del Museo Lázaro Galdiano)


Que el Museo Lázaro Galdiano es uno de los más atractivos de Madrid es bien sabido: pocos están en un edificio y un entorno tan hermosos, y en pocos puede hacerse en una mañana un recorrido de la historia del arte tan interesante. Tiene además piezas realmente extraordinarias, como ese fascinante jarrón tartésico de bronce del siglo VI a. C. con una cabeza de felino, probablemente un león, y un asa con forma de serpiente. 

Llevaba tiempo esperando incorporarlo al cuaderno de dibujos, y finalmente llegó el momento. Mereció la pena: sólo cuando se dibuja un objeto así se presta la suficiente atención a los detalles y se familiariza uno con la textura y la personalidad del objeto. Tras pasar un rato ante la vitrina, es como si el león y la serpiente hayan pasado a ocupar su lugar en mi panteón imaginario de los antiguos dioses de Tartessos.

Hay, claro, otras muchas cosas que hacen que la visita valga la pena. A los amantes del arte antiguo les gustará ver la orfebrería fenicia y algunas piezas celtíberas. Y tal vez disfruten, como yo, dejándose desafiar por esa contraposición estimulante entre las obras de la exposición permanente del museo y las de arte contemporáneo de la colección DKV, repartidas al acecho por las salas. Sirva como ejemplo esa Big bag de Samuel Salcedo que lo escruta a uno desde el suelo con su mohín de aluminio y su ceño fruncido. Propuestas como esta son las que hacen que el Lázaro Galdiano siempre nos sorprenda; enhorabuena al museo y a su directora, Elena Hernando.














viernes, 4 de noviembre de 2016

ANÍBAL BARCA (Galería de ilustraciones TRILOGÍA DE ANÍBAL III)


Aníbal Barca es, sin ninguna duda, uno de los personajes de la Historia Antigua que más han atrapado la imaginación colectiva con su audacia y genialidad en el campo militar, y por el enfrentamiento con Roma que dominó su vida. Era inevitable que fuera también un protagonista tan emblemático como para dar nombre a mi trilogía de novelas sobre la época de los Barca en la península Ibérica. Para representarlo, Sandra Delgado se ha fijado en una dimensión poco conocida de Aníbal: no la de gobernante o militar, sino la de principe helenístico enamorado de las letras griegas. Aníbal admiró profundamente a Alejandro y se hizo siempre acompañar por una estuatuilla de Hércules que había pertenecido al Macedonio; fue un gran lector de Homero e incluso escribió algunas obras en griego que no han llegado hasta nosotros.

Cuando hablamos de la escena, Sandra imaginaba a Aníbal "en la semipenumbra de su tienda, aún con la armadura puesta por la impaciencia de iniciar la lectura, a la luz escasa de su lámpara, habiendo pasado toda la noche leyendo la Ilíada, con el amanecer despuntando apenas por alguna pequeña abertura de la tienda".

Se refería al final del capítulo IX de El heredero de Tartessos, cuando Sósilo, su antiguo preceptor, le hace llegar al campamento La Ilíada de Homero:

Aníbal se sentó a la mesa y tomó el primero de los rollos que contenían el gran poema del bardo griego. Sabía bien que Alejandro había recibido ese libro de su maestro Aristóteles y lo había llevado con él durante sus gloriosas campañas. Él mismo había soñado con hacer lo mismo y ahora sentía una violenta exaltación al tenerlo al fin en sus manos y desenrollarlo cuidadosamente por primera vez, escuchando el crujido  hermosas palabras griegas de Homero:

Canta, oh Diosa, la cólera de Aquiles, hijo de Peleo; cólera funesta que ocasionó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades tantas almas valerosas de héroes, que fueron pasto de perros y aves. Se cumplía así el designio de Zeus, desde el día en que una querella dividió al hijo de Atreo, protector de su pueblo, y al divino Aquiles…”.