Los arqueólogos del
yacimiento de Torreparedones en Baena (Córdoba) han reconstruido el antiguo santuario íbero-romano
que, a lo largo de cuatro siglos, acogió sucesivamente el culto de la Tanit
turdetana y de las deidades romanas Caelestis-Juno y Lucina-Salus. El acceso en
rampa ascendente da paso a la penumbra de la estancia con la cella sagrada que
acogía el gran betilo de la diosa. El visitante se siente como un peregrino del
paso del tiempo. Todo invita al recogimiento y a la ensoñación.