miércoles, 1 de septiembre de 2010

Abrazos para la eternidad (Los amantes etruscos del Museum of Fine Arts de Boston)


Durante nuestro viaje estival por la costa Este de EEUU, tuvimos la fortuna de pasar algunos días en Boston, Massachusetts. Es un lugar muy recomendable por muchas razones: un hermoso paisaje urbano; célebres centros de conocimiento como la Universidad de Harvard y el MIT; un ambiente al mismo tiempo distendido y elegante, como un Nueva York más pequeño, menos caótico y más europeo; numerosas huellas de la época colonial y la Guerra Revolucionaria (como allí llaman a la guerra de independencia contra la Corona Británica); y un entorno con atractivos como Cape Cod, una península irresistible para los amantes de las playas y la naturaleza.

Y Boston dispone, además, de uno de los grandes museos de arte y arqueología de EEUU: el Boston Museum of Fine Arts (http://www.mfa.org/). Si vais por allí, no dejéis de hacerle una visita. Debo decir que yo mismo quedé sorprendido, porque el nombre de “museo de bellas artes” me había hecho pensar que el arte antiguo y la arqueología tendrían en él una presencia marginal, pero me equivoqué por completo. Tiene magníficas colecciones de arte griego, romano, etrusco, nubio, egipcio y del antiguo Oriente Próximo; a ésta última se accede pasando sobre un mapa de la zona representado en los azulejos del suelo.

Me impresionaron particularmente piezas (ved las fotos más abajo) como el “mosaico marino” romano (200 – 230 d. C.), el sarcófago romano de mármol representando el triunfo de Dionisos (215 – 225 d. C.), la copa ateniense de cerámica con forma de cabeza de asno (aprox. 480 a. C.), la orfebrería de Grecia oriental, y la asombrosa copa de plata hitita, de casi 3.500 años de antigüedad, en forma de puño, relacionada con rituales del culto del dios de los fenómenos meteorológicos, Tarhuna. Me dejó asombrado que una cultura tan poco conocida como la hitita pudiera producir objetos tan sofisticados en el 1.400 a. C.

Pero nada nos conmovió tanto como la sala etrusca. Toda ella es magnífica, con numerosas estatuillas, vasijas y espejos, y joyas como la urna cineraria de Fastia Velsi, hallada en Chiusi. Junto a la entrada de la sala reposan dos grandes sarcófagos de piedra volcánica procedentes de Vulci, fechados a finales del s. IV o principios del III a. C. En la losa de piedra que le sirve de cubierta a cada uno de ellos está representada una pareja de esposos o amantes. La mujer y el hombre se miran a los ojos y se abrazan con ternura; una única sábana cubre sus cuerpos, como si hubieran tomado todas las precauciones posibles para mantenerse unidos toda la eternidad. En ninguna otra cultura antigua (y acaso tampoco moderna) he visto esculturas funerarias que celebren de ese modo, y de un modo tan sereno y respetuoso, el amor entre esposos. Es algo hermoso y reconfortante.

Merecería la pena una visita a Boston aunque sólo fuera para observar en la penumbra de la sala etrusca los abrazos de piedra para la eternidad de los amantes del Museum of Fine Arts.

11 comentarios:

  1. Ya lo creo, Ario, una maravilla. Le dedicamos una mañana y nos faltó tiempo.

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  2. Abrazos... Nada comparable a un abrazo, donde todo se pone en juego: el tacto, el olor, casi (o sin casi) el sabor del otro, el verse y no verse, confundirse... sonido de carne en carne, confidencia de piedra en piedra.

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  3. tiene una pinta genial eh

    el puño ese es contundente, que trabajo mas beuno
    gracias por enseñarnos este sitio

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  4. Mi pregunta es ¿cómo ha ido a parar todo eso allí y nuestro museos siempre tan pobres y tristes?

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  5. Qué bonito, Julio. Es lo que pasa con amigos como tú. Uno lanza un texto a modo de señuelo, y surgen en el extremo del sedal hermosas sorpresas como ese puñado de palabras tuyas.

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  6. Gracias por los comentario, Froiliuba y Mariano. Hablando de museos tristes, a ver qué tal queda el Museo Arqueológico Nacional después de la reforma a la que lo están sometiendo; espero que por fin podamos tener un museo en condiciones. Pero tal vez lo que caracteriza a los museos en otros países, y desde luego en EEUU, es que cuentan con muchísimas donaciones privadas. Me temo que a nosotros nos falta esa cultura de contribuir de forma altruista, cada uno de nosotros en la medida en que podamos, al mecenazgo cultural.

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  7. Preciosa entrada, Arturo. Esa pareja de amantes etruscos, esposo y esposa, bien merecerían una novela.
    En cuanto a la comparación entre nuestros museos y los de el extranjero, efectivamente no hay color. Por desgracia, la cultura, en todas sus formas, no está de moda entre las masas. Si hubiera tradición de ir a los museos como se va al cine o al fútbol, otro gallo nos cantaría. Lástima.
    Sin embargo, aprovecharé la ocasión para promocionar un humilde pero magnífico museo que tenemos en Valencia, el Museu de Prehistòria de València, dedicado al patrimonio histórico de Valencia. Es una autentica gozada, especialmente la sala dedicada a los íberos (con una joya que destaca: los vasos encontrados en Lliria). Humilde, sí, pero maravilloso.
    Un abrazo, Arturo.

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  8. Pues porque sé que estás metido en otros proyectos, Javier, que si no te animaría a plantearte la novela (por ceirto, ya nos contarás cómo vas con la tuya). Y muchas gracias por la información sobre el Museu de Prehistòria; tengo pendiente ir un fin de semana para conocerlo, y también el Museo L'Iber. En fin, todo se andará.

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  9. Pues cuando te acerques por aquí, avísame, que tenemos pendiente una paellita (o al menos una cerveza!!). El museo de soldaditos de plomo no lo he visitado, pero sería interesante.
    Y en cuanto a mi novela... ya queda menos para empezar a moverla... ¡Deséame suerte!

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  10. Pues en eso quedamos, Javier. Y, respecto a la novela, mucho ánimo y suerte, y ya sabes que me presento voluntario para cuando la presentes.

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