Un día memorable en la Feria del Libro

Llevo yendo todos los años a la Feria del Libro desde que tengo uso de razón (alguno de mis amigos señalará que no es mucho decir), y siempre deseé ser como aquellos escritores que firmaban libros a sus lectores en las casetas. Creo que esa ha sido una de las razones para terminar haciéndome escritor yo mismo, para escribir una novela sacando ratos en los aviones y las salas de espera, en vacaciones y fines de semana.
Y ese anhelo se convirtió en realidad ayer. Ciertamente fue un día memorable. Me sentí inmensamente feliz por contar con tanta gente dispuesta a tomarse la molestia de venir a compartir con Ángela y conmigo un día como ese. Gracias a todos.
Y disfruté también como un niño con zapatos nuevos de la sensación incomparable de dedicar mi libro a lectores desconocidos, que quizá en este mismo instante estén leyendo las palabras que yo escribí un día para ellos. Espero que alguno de ellos se decida a visitarnos también en este blog. Ayer en la Feria del Libro me convertí en escritor porque por primera vez supe de verdad lo que significa tener lectores.