Es maravillosa la exposición
sobre el pintor filipino-español Fernando Zóbel, fundador del Museo de Arte Abstracto
Español de Cuenca, que hasta el 5 de marzo exhibe el Museo del Prado, en el marco
del estimulante empeño que mantiene el museo de prestar atención al diálogo
entre sus colecciones y el arte contemporáneo.
Zóbel dedicó su vida a «aprender
a ver y enseñar a ver» a través de su pintura. Como señala uno de los textos
mostrados en la exposición, «“dibujar de cuadros” es una forma de verlos -escribió-
como si los cuadros estuvieran provistos de una naturaleza íntima, que solo se
pudiera alcanzar dibujándolos». Testimonio de esa forma de ver son el casi
centenar y medio de cuadernos de apuntes que Zóbel escribió y dibujó a lo largo
de su vida. Una buena muestra de ellos se despliega ante la mirada del
visitante en la exposición. Son joyas deliciosas, llenas de delicadeza, genio,
expresivo y creatividad.
Tras pasar una tarde
contemplándolos, uno sale del museo presa de la efervescencia para verlo, y
dibujarlo, y compartirlo todo. La efervescencia de aprender a ver y enseñar a
ver, como diría Fernando Zóbel.
[Siento no poder ofrecer imágenes. Los criterios del Museo del Prado, ya se sabe...].
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