La trayectoria de Leandro Alonso recorre territorios muy diversos que giran alrededor de la escultura, el dibujo y la fotografía, siempre conversando con la literatura. Frecuentemente, además, Leandro camina acompañado: con Alberto Cubero alumbró Tránsitos, donde el diálogo poético se produce entre dibujo y palabra, sometidos al volumen del objeto y al fuego del soplete. Y con Ana Martín Puigpelat ensayó Extrañas caligrafías y, más recientemente, Anverso/Reverso, un juego de géneros en el que un poema quiere ser escultura o una fotografía se siente poema.
Ahora Leandro nos visita en solitario en El Periscopio de Ediciones Evohé con su obra más reciente: las portadas de libros nunca escritos. Son fotografías que combinan la transparencia de la luz y las sombras creando un efecto cinematográfico, sugiriendo historias que se proyectan sobre decorados recortados. El espectador se desliza entre la evocación, la curiosidad y el desasosiego. Se hace preguntas que probablemente no tengan respuesta. El propio Leandro nos dejó hace tiempo una advertencia: «el vínculo que se establece entre la sensibilidad del espectador y la obra es un espacio en el que cualquier intento de explicación no es más que una perturbación y la distorsión».
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