Una tarde como la del pasado miércoles en el Ateneo de Madrid me llena de felicidad y gratitud. Publicar un libro sigue pareciéndome un regalo extraordinario, y más aún cuando su presentación trae consigo la compañía de tantos amigos.
Haced memoria: el miércoles 14 de enero a las 19:00 cayó un colosal diluvio en el centro de Madrid que inundó túneles y estaciones de metro. Pues, a pesar de ello, fuisteis muchos los que, contra viento y marea, quisisteis estar allí, empapados pero entusiastas.
Dejadme destacar en mi agradecimiento a algunas personas. A Manuel Pimentel, editor de Almuzara y director de Arqueomanía. A Antonio Penadés, admirado escritor y presidente de Acción Cívica. A Sandra Azcárraga, directora del proyecto Primitiva Complutum. Los tres, como dije en mi presentación, son de la categoría de personas que más admiro: son de los que hacen. De los que no se conforman con hablar, con opinar, con sugerir. Además se ponen manos a la obra para que las cosas ocurran.
Antonio y Manolo presentaron conmigo Tras las huellas de Aníbal, dejando clara su calidad literaria y humana. Sandra me honró aceptando en persona la cesión de los derechos del libro en favor del magnífico proyecto que dirige.
Gracias a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario