sábado, 2 de abril de 2022

LA MUERTE DE ANÍBAL (Galería de imágenes de la Trilogía de Aníbal XXXI)


¿Se había representado hasta ahora gráficamente la muerte de Aníbal? Yo nunca la había visto. La hemos leído muchas veces, narrada por autores clásicos y contemporáneos: Aníbal toma el veneno para evitar ser entregado por Prusias, rey de Bitinia, a los hombres de embajador romano Tito Quicio Flaminino. Yo mismo pongo su relato en boca de uno de los personajes de las novelas de mi Trilogía de Aníbal, en una pirueta narrativa de la que no daré más pistas. 

Pero, para verla, hemos tenido que esperar a que Sandra Delgado pusiera en juego su talento para recrearla. Y el resultado es suficientemente elocuente por sí mismo. Me impresiona cómo la escena aúna el drama y la serenidad de Aníbal en su instante final, y cómo la sombra del anciano proyectada en la pared rescata al formidable personaje que fue. 

Me gusta volver a mi texto teniendo la imagen ante los ojos:

-No puedo dejar de imaginar a Aníbal en ese instante –continuó-. Los criados que le son fieles le han advertido de la llegada de la embajada romana; ha intentado ver a Prusias para reclamarle que honre sus obligaciones de anfitrión o que le facilite los medios para huir, pero este le ha ordenado que aguarde en sus aposentos. Escucha pasos apresurados por el corredor y reconoce el repiqueteo metálico de las tachuelas de las sandalias de los legionarios romanos. Suenan golpes imperiosos en la puerta. Sabe que la larga contienda de su vida ha llegado a su fin y duda de si todo ha merecido la pena. Recuerda a su padre Amílcar y a tantos compañeros de armas que han quedado por el camino. Recuerda la gloria en Cannas y la humillación en Zama, se pregunta si todo hubiera podido ser de otra manera. Si ha sido víctima de sus propios errores o del hartazgo de los dioses ante la pasión abrasadora de un hombre que nunca supo renunciar a nada. Para todas sus preguntas sólo tiene una respuesta: que en la hora de su derrota no será paseado como trofeo, vencido y ultrajado, por las calles de Roma.

»Se echa a la boca el contenido de su sortija y un fuego acerbo le abre la puerta a la oscuridad donde nada importa, donde todo se olvida…

Para conocer los libros de la Trilogía de Aníbal:

 

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