Una última entrada sobre nuestra visita a Pompeya y Herculano, para celebrar sus fuentes públicas. Sólo en Pompeya se conservan más de cuarenta repartidas por toda la ciudad, para que estuvieran al alcance de todo el mundo. Según el libro de Mary Beard (Pompeya, historia y leyenda de una ciudad romana), se calcula que muy pocos pompeyanos vivían a más de ochenta metros de una fuente pública.
Merece la pena recorrer la ciudad buscándolas. Son todas diferentes, y cuando se hace brotar el agua cada una de ellas habla de quienes la utilizaron.
Vale.
La idea de la serie es muy hermosa. Hasta el agua debió de detenerse al abrigo de las cenizas... No sé cómo te atreves a probarla.
ResponderEliminar;-)
Porque lo que entraña riesgo no es probar el pasado, sino el futuro. Pero tampoco por ello dejamos de hacerlo. Abrazos.
ResponderEliminarhola Arti, qué tal todo? te mando un beso muy gordo.
ResponderEliminarTida
Hola, Tida, qué alegría verte por el blog, ¡a ver si creas el tuyo y puedo devolverte las visitas! Todo bien, viajando y escribiendo mucho. Y con muchas ganas de veros. Besos.
ResponderEliminar