El grado de sofisticación que alcanzó el arte romano en las villas rurales no deja de asombrarme. Valga como ejemplo este surtidor de fuente hallado en la Villa del Romeral, cerca de Albesa, en Lérida. Está esculpido con la imagen de una medusa que, siglos después, sigue helando con la mirada a quien la contempla. Durante el rato que pase dibujándola me embargó la sensación inquietante de que las pupilas de piedra seguían fijas en mí. Una sensación de la que aún no me he desprendido del todo.
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