Pasé algunos minutos observando a César en el Altes Museum de Berlín. Está tallado en un mármol verdoso con reflejos metálicos. Por la disposición
hábilmente elegida por el museo, parece observar a Cleopatra, con una opaca mirada a la que se asoma una mezcla de afecto y anhelo, como si se tratara de algo amado que ha perdido para siempre. El personaje me suscitó una curiosidad recién descubierta.
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