sábado, 26 de febrero de 2022

LOS ÍBEROS DE VALENCIA (En el Museo de Prehistoria de Valencia)


En mi peregrinaje por los museos que muestran el patrimonio ibero de España, recientemente le tocó al Museo de Prehistoria de Valencia. Y tengo que reconocer que me dejó con sensación agridulce. Vaya por delante que el museo alberga algunas salas con piezas extraordinarias. Me resultó fascinante, por ejemplo, la dedicada a la escritura, con algunas láminas de plomo profusamente escritas; una de ellas muestra un nutrido conjunto de palabras tachadas y sin tachar, como si hiciera referencia a cuentas saldadas y pendientes. Por su capacidad de dar testimonio de las actividades de la vida cotidiana, me llamaron la atención también un buen número de colmenas cilíndricas de cerámica y prensas de piedra usadas en almazaras.

Pero creo que lo más extraordinario es el legado de la gran ciudad de Edeta, cuyos restos cubren las laderas del Tossal de Sant Miquel de Llíria.  El sistema de asentamientos defensivos y agrícolas que articuló en su derredor es uno de los más avanzados ejemplos de dominio territorial del mundo íbero, con joyas como el Puntal del Llops o el Castellet de Bernabé, pujantes hasta su destrucción tras la conquista romana en el siglo II a. C.  Sin duda, lo más maravilloso son las dos salas que albergan los grandes vasos y tinajas decoradas con la más depurada pintura ibérica. Deslumbra el grado de sofisticación social que denotan, con una élite entregada al mundo lúdico, cinegético y militar, con participación de damas de alto rango, guerreros y músicos.

Lástima que, con alguna excepción como el rincón dedicado a Kelin, museográficamente hablando la salas dejan mucho que desear, con paneles informativos escasamente legibles, casi inexistentes recursos multimedia y un aire antiguo y desangelado. Creo que el soberbio legado íbero valenciano merecería mejor suerte. Aunque fuera con un crowdfunding, muchos estaríamos dispuestos a echar una mano. 

















 

jueves, 10 de febrero de 2022

LA DAMA DE CABEZO LUCERO (Dibujos Arqueológicos XVIII)

 


Si debiera quedarme con una sola pieza del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), esta sería la llamada Dama de Cabezo Lucero, hallada en una necrópolis contestana de ese nombre en Guardamar de Segura. Ha sido fechada a finales del siglo V o inicios del IV a. C., cuando cambios sociales o rituales provocaron su destrucción, del mismo modo que ocurrió en otras necrópolis íberas.

Aunque más escasos de lo que hubiéramos deseado, los fragmentos originales encontrados bastaron para llevar a cabo la reconstrucción que preside la Sala Íbera del museo, recientemente reseñada en este blog. La dama produce un efecto fascinante, con sus ojos almendrados y sus labios carnosos, y esos collares y rodetes que la emparentan indiscutiblemente con la dama de Elche. 

¿A quién representó? ¿Qué agravios produjo en vida para que su efigie fuese destruida de ese modo? El que ciertas preguntas no tengan respuesta no significa que no deban ser formuladas.

miércoles, 2 de febrero de 2022

La SALA ÍBERA del MUSEO ARQUEOLÓGICO de ALICANTE (MARQ)


Qué museo tan extraordinario es el MARQ, el Museo Arqueológico de Alicante; no solo conserva y exhibe sus joyas del pasado, sino que explica ejemplarmente la ciencia y la práctica arqueológicas en sus distintos escenarios, mostrando en sucesivas salas cómo se excava en una cueva, en una iglesia y en el mar. El MARQ es un museo sobre los antiguos, pero también sobre los arqueólogos. Además, de tanto en cuanto nos regala exposiciones temporales tan magníficas como la de Etruscos, el amanecer de Roma, que todavía puede visitarse y que ya fue objeto de atención en este blog.

En cuanto a la colección permanente, la sala romana recrea con un rico legado material la forma de vida en Lucentum y recuerda la influencia púnica en la ciudad. Pero debo reconocer que es la sala íbera la que me sedujo de un modo especial. En ella se muestra el modo en que, en estas tierras contestanas que hoy llamamos Alicante, la civilización íbera tuvo una de sus expresiones más características. La larga sala está presidida por el busto, laboriosamente reconstruido, de la Dama de Cabezo Lucero, hallada en Guardamar de Segura. Me inspira la misma fascinación que otras de las llamadas damas ibéricas, con ese hieratismo sereno y remoto característico, como si hubieran sido congeladas en piedra en el momento decisivo de su introspección. En la megafonía una voz susurra palabras íberas. Sabemos cómo se pronunciaban, pero no lo que quieren decir. Escucharlo me produce una mezcla de anhelo y frustración. Creo que, si supiera comprender sus textos, reconocería en ellos, mejor que con cualquier vestigio material, a los hombres y mujeres que fueron los íberos.

En una vitrina destaca un barquito de terracota probablemente con carácter votivo; la cartela señala que se halló en el Tossalet de les Basses, el Cerro de las Balsas, y que representa a una birreme púnica. Me doy cuenta de que esta es también una universal forma de lenguaje. Ganar el favor de los dioses para hacer frente a los peligros de la navegación hermana a los marinos de todas las épocas.