En Ediciones Evohé amamos
los libros y, con ellos, amamos a los autores que los escriben. Cada voz
literaria es el testimonio de una versión del talento humano y del lugar, la
época y la circunstancia en que brilló y se extinguió. Ninguna colección
expresa tan bien esa declaración de intenciones como El Periscopio, que lleva
por lema «Puntos de vista». El manifiesto de la colección concluye diciendo que
nuestra aspiración es comprender «por qué nuestra gran comunidad humana tiene
que pagar precios tan altos por ensanchar el espacio de la dignidad».
Una de las voces que nos
propusimos rescatar de un incomprensible e injusto olvido el pasado año fue la
de Luis Bello, escritor, periodista y gran defensor de la escuela pública
fallecido en 1935. Lo hicimos volviendo a dar a la imprenta su El tributo a París, en una impecable edición crítica a cargo de José Miguel González
Soriano. En el mes de abril nos dimos cita en el Ateneo de Madrid para
presentar el libro. En aquella presentación José Miguel nos mostró la sepultura
de Luis Bello, como un rectángulo de tierra y escombro que nos interpeló a
todos los presentes como una acusación. Recordando la declaración fundacional de
El Periscopio, no pude dejar de pensar que, ciertamente, figuras como la de
Bello habían tenido que pagar un precio enorme por ensanchar el espacio de
nuestra dignidad. En aquel momento surgió en la sala la idea de reivindicar a
Luis Bello honrando su tumba con una placa conmemorativa.
Su nieta Victoria nos ha
brindado todo el apoyo y el cariño para convertir ese reto improvisado en una
realidad, una realidad que compartimos ayer en el Cementerio Civil de Madrid
con un buen grupo de amigos, en el centenario de la publicación del primero de
los artículos del Viaje por las escuelas de España, que convertiría a Bello
en uno de los grandes adalides de la escuela pública en nuestro país. Contamos
con una magnífica intervención de José Miguel y con los emocionantes recuerdos
familiares de Victoria. Yo mismo tuve el honor de intervenir en nombre de Ediciones
Evohé. Este post es un reflejo de mis palabras de ayer.
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