La historia de El heredero de Tartessos acaba de comenzar. Gerión rescata a un desconocido, herido en un combate con jinetes cartagineses, y lo lleva a su poblado, Cirmo, en el corazón de los montes Ólcades. Como dice la sinopsis del libro, "esa decisión lo conducirá a conocer aspectos insospechados de su propio pasado y a jugar un papel protagonista en los trascendentales acontecimientos que están a punto de cambiar el destino de Ispania".
Sandra Delgado ilustra la escena plasmando de un modo muy evocador el texto de la novela:
Al atardecer del día siguiente rebasaron un collado
del bosque, y ante ellos se abrió la llanura extendiéndose hasta el horizonte,
donde una sierra cárdena se difuminaba envuelta en resplandores dorados; un río
serpenteaba entre estrechos bosquetes de álamos, olmos y mimbreras, campos
verdeantes de cereal y dehesas de encinas. A un tiro de arco se alzaba de la
planicie un promontorio de roca caliza cuya cima ocupaba un castro amurallado
recorrido por una estrecha calle central con un centenar de casas de piedra
amontonadas a ambos lados. Un sendero conducía desde el camino principal a la
puerta en la muralla que servía de entrada al pueblo, orientada a levante; en
el extremo opuesto se alzaba un torreón sólidamente construido con grandes
bloques de piedra. Pequeños grupos de hombres y mujeres volvían hacia la aldea
conduciendo rebaños de ovejas o con aperos de labranza echados sobre el hombro;
arriba, en la calle, se advertía la agitación del final del día y columnas de
humo comenzaban a elevarse entre los techos de retama de las chozas.
Habían llegado a Cirmo.
Si quieres más información sobre las dos primeras novelas de La trilogía de Aníbal:
Por las pelotas de Cosús!!!... acabo de colgarlo en mi face...
ResponderEliminar