jueves, 27 de agosto de 2009

Diario Público: "Los elefantes de Aníbal toman Cádiz"

Hola a todos,

El verano está siendo generoso con la atención a El heredero de Tartessos en los medios de comunicación. Reproduzco a continuación la columna que el diario Público publicó al respecto el pasado domingo 23.

Saludos,

Arturo


LOS ELEFANTES DE ANÍBAL TOMAN CÁDIZ

Toc-toc. ¿Quién es? Amílcar Barca. Cuando el legendario general cartaginés desembarcó en Gadir (actual Cádiz) en el año 227 a. C. se armó un buen follón. Tanto que esa desconocida zona de la Tierra comenzó incluso a ser nombrada en los telediarios internacionales de la época. “Hasta ese momento la Península Ibérica es un territorio en gran medida legendario, dominado por la impronta mítica de Tartessos, con una participación muy limitada en los grandes acontecimientos del Mediterráneo”, cuenta Arturo Gonzalo Aizpiri (Madrid, 1963), autor de El heredero de Tartessos (Imágica, 2009), novela histórica sobre las luchas de poder en el mundo antiguo.

Aizpiri narra cómo los habitantes del sur de Andalucía se vieron envueltos sin comerlo ni beberlo en la trifulca expansionista entre Roma y Cartago. La batalla estaba servida. “En el mundo antiguo se luchaba por la riqueza, por dominar las rutas comerciales, por encontrar territorios donde alojar al exceso demográfico, incluso por venganza o por defender el honor”, explica.

Desarrollo y mestizaje

Pero como no sólo de batallitas vive la novela histórica, Aizpiri también reivindica en su libro “el notable desarrollo cultural” de los pueblos de la época prerromana. “Es verdad que el contacto con el mundo mediterráneo insertó a España en el núcleo duro de la civilización occidental, pero eso no significa que haya que minusvalorar la importancia y la originalidad de las culturas ibérica y celtibérica que florecieron antes de la romanización de la Península Ibérica”, dice.

Con todo, Aizpiri no cree que los celtíberos lucharan por una cuestión de “fanatismo nacionalista”. Al contrario. “En aquel tiempo había una capacidad de mezcla, de mestizaje, muy grande. Era normal que cada pueblo incorporara continuamente elementos e influencias de otros”, zanja.

A. M.
MA DRID

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