Leo hoy en el diario El País que el trazado de la futura autovía León-Valladolid, a su paso por el término municipal de Villasabariego (León), abre un surco de 40 metros de ancho por el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad astur-romana de Lancia. Las apresuradas excavaciones que preceden, a modo de desbrozadora arqueológica, a las legiones mecánicas de la obra pública, han hallado una necrópolis, un tramo de calzada romana, edificaciones (entre ellas unas posibles termás), etc. Vaya por Dios, una vez más el patrimonio arqueológico en conflicto con la movilidad.
Busco en esa maravilla de la democracia cultural que es Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Lancia_(ciudad)) y descubro que Lancia fue la más importante de las ciudades de los astures, y que su conquista por el general romano Carisio en el 25 a. C. obligó a los astures a refugiarse en las montañas. Carisio decidió convertir la ciudad en monumento a la victoria romana, y ésta llegó a conocer cierta prosperidad hasta su abandono en el s. IV d. C.. El lugar fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994, y ha permitido sacar a la luz piezas tan admirables como la fíbula celtíbera de bronce cuya fotografía encabeza este texto.
No seré yo quien niegue la importancia de la obra pública, ni la necesidad de esta autovía. Por supuesto que todo se ha hecho impecablemente, y que el trazado es el mejor posible; conozco bien el proceso por las responsabilidades que yo mismo he tenido en temas ambientales en otras épocas, y que bien pudieran haber tenido como objeto este mismo proyecto. Pero me gustaría que todo este revuelo sirviera para llamar la atención sobre la importancia de esta pieza de nuestro patrimonio arqueológico, y que la ciudad astur de Lancia alcance el mayor nivel de protección posible. Que no sea necesaria una autovía para rescatar del olvido tantas huellas de nuestra historia antigua que languidecen en todos los rincones de España.
¡Salvemos Lancia, todas las Lancias!