viernes, 6 de agosto de 2021

ANGLEA (Y GERIÓN) EN EL SANTUARIO DE ASTARTÉ (Galería de imágenes de la TRILOGÍA DE ANÍBAL XXIV)

 


Cada nueva ilustración de Sandra Delgado para el libro de arte de la Trilogía de Aníbal es un regalo para quienes, como autor o lectores, hemos conocido el mundo de íberos, celtíberos y cartagineses que relatan las novelas solo a través de las palabras y la imaginación. Y me resulta asombroso cómo, al ver la recreación visual que hace Sandra de cada escena, tengo la sensación de que todo encaja y se hace más veraz, más teñido de realidad.

Es el caso de la ilustración de La cólera de Aníbal que hoy os presentamos. El juego de luz, humo y sombra, la perspectiva que permite poner los símbolos divinos en primer plano, y tras ellos a Anglea oficiando sus ritos como sacerdotisa de Astarté, y Gerión al fondo contemplando respetuosamente la escena, me parece una forma genial de narrar tanto lo que se muestra como lo que se intuye con una sola imagen.

Rescatando las palabras del libro:

Anglea se abandona al dolor, inerme y sumisa; se hace transparente; se deja sacudir, colmar, abrumar por él; se deja purificar por su fuego, su violencia, sus filos. Después reúne cuidadosamente todas las pavesas que la conflagración del dolor ha dejado flotando en su interior; las amasa con sus oraciones hasta crear con ellas un invisible betilo de coraje que queda alojado en su corazón, al cuidado de la bondad inefable de la diosa. Ya no será necesario el llanto porque el betilo lo contiene por entero, porque todas las lágrimas se han evaporado dejando tras ellas un silencio salobre que el timbre de su voz se apresura a disipar. «Bendita seas, Astarté benefactora de tus hijas, recibe mi ofrenda y escucha mi ruego: quiera tu benevolencia acompañar a tu pueblo en esta hora…»

Se detiene de pronto con los sentidos tensos y vibrantes como el tendón de un arco. La puerta que comunica el santuario con la casa se ha abierto dejando entrar un soplo de aire y el rumor del exterior. Hay alguien en el vano. No necesita abrir los ojos para saber de quién se trata. Ni qué peso lastra su pecho, puesto que es el mismo que el suyo.


Si quieres conocer los libros de la Trilogía de Aníbal:


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