sábado, 29 de enero de 2022

El Aníbal vencedor de Goya en el Museo del Prado

 


Una de las alegrías que nos proporciona ser miembros, desde hace muchos años, de la Fundación Amigos del Museo del Prado, es que de tanto en cuanto nos sentimos parte de la donación de una obra a los fondos del museo. Y más aún en esta ocasión, porque la obra donada es ni más ni menos que «Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes», de la etapa romana de Francisco de Goya. El pintor presentó la obra al concurso de la Accademia de Belle Arti de Parma en 1771 y hasta 1993 estuvo en paradero desconocido, dando lugar en el mundo del arte a una cierta leyenda sobre «el cuadro perdido de Aníbal». En diciembre de 2020 la obra fue adquirida por la Fundación y donada al museo.

He disfrutado mucho yendo a ver el cuadro a la sala del museo dedicada a las donaciones de la Fundación de Amigos, la sala 9, resultado de «40 años de amistad», como indica un gran cartel. La pintura muestra a un poderoso Aníbal en primer plano que observa el paisaje de Italia, hacia dónde empieza descender su caballería, señalado por un genio alado. Lo acompaña un jinete abanderado; desde el cielo desciende en su carro la Victoria. A los pies de Aníbal está el río Po, representado por un minotauro. 

Más allá del extraordinario valor artístico del cuadro, me fascina escrutar a ese Aníbal concebido por el gran Goya. Toca con la mano la visera del yelmo y tiene los ojos muy abiertos, con un brillo anhelante, atónito y alucinado en ellos. En su figura se reúne una elegante apostura clásica con una actitud enérgica y curiosa al mismo tiempo. Es un hombre situado en el centro de un escenario intemporal, mitológico. Es un hombre acaso tan eterno como los propios dioses. Un hombre llevado en las alas de su destino.


viernes, 21 de enero de 2022

EL FRENTE DE SOLDADOS CARTAGINESES (Galería de imágenes de la Trilogía de Aníbal XXX)


En las ilustraciones para el libro de arte de la Trilogía de AníbalSandra Delgado combina la visualización artística de las escenas en las que se inspiran, con un enorme rigor en la recreación de sus elementos arqueológicos e históricos. Esto es especialmente notable en las escenas bélicas: todos los detalles de la indumentaria y la panoplia militar muestran el mejor conocimiento que tenemos de la práctica de la guerra en aquel tiempo.

Un buen ejemplo de ello es la ilustración que os traemos hoy: un frente de soldados cartagineses enfrentándose a los ólcades en las calles de una ciudad, con yelmos, grebas, lanzas y espadas, y los escudos blancos mostrando el caballo que servía de emblema a la familia Barca. La escena se narra en la página 235 de El heredero de Tartessos:

       Corriendo junto a Saunio en la turbia luz del crepúsculo, poco faltó para que Gerión se diera de bruces con Anglea cuando ésta salió a su encuentro con la honda en la mano y los ojos tan brillantes que parecían transparentar una luz encendida en su interior. El guerrero sintió una trepidación instantánea en el pecho y un intenso alivio, pero no acertó a decir otra cosa que el nombre de la íbera antes de apresurarse para alcanzar de nuevo a su amigo.

    Avanzaron hasta que el reflejo sinuoso de las antorchas en un frente de escudos de bronce les señaló la presencia de los soldados púnicos cerrando la calle de lado a lado. Gerión cayó en la cuenta de que no había recuperado la jabalina que arrojara al guardián del patio de la ciudadela, y se hizo a un lado para dejar expedito el campo de tiro a los que le seguían.

Para conocer los libros de la Trilogía de Aníbal:




 

sábado, 15 de enero de 2022

JAIME ALEJANDRE presenta en EL PERISCOPIO "UNA ACACIA EN EL CORAZÓN"

 


En 2018 Jaime Alejandre publicó el primero de sus libros de viajes, El veneno del horizonte, dando comienzo tanto a su serie Mundo Puzzle como a la nueva colección de Ediciones Evohé "El Periscopio Contemporánea". La declaración de intenciones con que presentamos el proyecto de Jaime no podía ser más irresistible: "Envenenado por el deseo de horizontes nunca alcanzables, Jaime Alejandre ha acompasado su existencia a las jornadas errabundas. A veces caminando en soledad, otras hermanando su sombra a lo largo de las sendas con sus mejores amigos, y siempre junto a una legión invisible de camaradas de viaje: poetas y aventureros que nos legaron sus hazañas e impresiones para invitarnos a zarpar, acompañarnos en las largas marchas y ayudarnos a cruzar las aduanas del olvido".

Ya entonces supimos que "en la actualidad, nuestro autor trabaja en el segundo volumen de su «Mundo Puzzle». Su portulano estará dedicado a algunas de sus travesías africanas, por Malí, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Angola, Botswana y Namibia". Y tres años después, constatando cómo las promesas de Jaime hacen también su propio viaje para convertirse en realidad, tuvimos la alegría de dar la bienvenida a ese segundo volumen, como un hermano mayor en sabiduría y memoria del anterior, con el título de Una acacia en el corazón.

En la actualidad Jaime vive en Tokio y solo de vez en cuando nos regala visitas que intentamos aprovechar para oír su voz. Esta es una de esas ocasiones, y le hemos pedido que venga a nuestro Periscopio para hablarnos de sus viajes, del veneno de su horizonte y de la acacia de su corazón. Si queréis acompañarnos, estáis invitados, todos con mascarilla, a ser posible FFP2, el próximo sábado 22 de enero a las 12:00 horas. Os esperamos.

lunes, 10 de enero de 2022

El ESPLENDOR ARQUEOLÓGICO de RUMANÍA en el MAN


Salí de la exposición “Tesoros arqueológicos de Rumanía. Las raíces dacias y romanas” convencido de que es la exposición de la década en el Museo Arqueológico Nacional. Tal es el número de museos que han cedido piezas y la calidad de estas, que parece poco menos que irrepetible una panorámica tan completa del legado arqueológico de Rumanía, desde la primera Edad del Hierro, cuando el territorio rumano estaba poblado por tribus tracias, hasta la época bizantina, pasando por el asentamiento de nómadas escitas, la fundación de ciudades griegas en el Mar Negro, la llegada de la civilización geta, el periodo clásico dacio y la formación y esplendor de la provincia romana de Dacia.

Son muy numerosas las obras extraordinarias que me han impresionado, comenzando por el hieratismo de la estatua del guerrero escita de Sibioara (s. VI – V a.C.), con sus esquemáticas manos cruzadas sobre el pecho. Es simplemente maravilloso el casco tracio de Cotofeneşti (s. V a.C.), tan espectacular como los ajuares de los “príncipes getas de oro y plata”, soberanos de mentalidad helenística, con sus cascos con ojos apotropaicos como el de Peretu, del s. IV a.C. Todos ellos muestran una sofisticación que evoca a Siria, Persia o Mesopotamia, y que alcanzó su máximo esplendor en el reino geto-dacio gobernado por reyes como Decébalo, que fue finalmente sojuzgado por el emperador Trajano en la guerra inmortalizada en la columna de ese emperador en Roma, que dio paso a la creación de la provincia romana de Dacia.

Esta lista excedería en un espacio aquí disponible pero no puedo dejar de mencionar el casco con alas de ave articuladas del caudillo celta de Ciumeşti (s. III a.C.) y la deslumbrante sala elipsoidal dedicada a la Dacia romana, con piezas tan sobresalientes como la estatua del dios Glykon, una solemne serpiente con cabeza de herbívoro y orejas humanas. 

Valga como cierre una mención a las ilustraciones que proporcionan el telón de fondo de la exposición, de ese artista genial que es Radu Oltean; y un recordatorio: tenéis hasta el 27 de febrero para visitar la exposición; ¡no os la perdáis!