Quienes sientan interés por la figura de la mujer en la sociedad romana, esta semana están de enhorabuena. Mañana jueves 24 de octubre, Olalla García (autora de El jardín de Hipatia) y yo mismo acompañaremos a Isabel Barceló en la presentación de su magnífica nueva novela, La muchacha de Catulo. El acto tendrá lugar en la librería Antes (c/ Lagasca, 120) a partir de las 20:00 horas.
Y, por si fuera poco, ambas autoras, Isabel y Olalla, conversarán sobre "Mujeres en Roma" el viernes 25 en Hislibris Tabernae (c/ Tumaco, 22), a partir de las 19:30 horas. Como muchos ya sabéis, Hislibris Tabernae ofrece además la oportunidad de conocer especialidades gastronómicas del mundo antiguo, redondeando la puesta en contexto. Así que ya sabéis, el jueves y/o el viernes, os esperamos.
miércoles, 23 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
Blas de Lezo en el Museo Naval de Madrid
Resulta, sin duda, enigmática, la relación que tenemos los españoles con nuestra Historia. Será porque la reconciliación tras nuestras contiendas civiles ha dejado a menudo costuras incompletas, o porque los nacionalismos periféricos han generado campos gravitatorios de los que no ha salido indemne el relato histórico; el caso es que la corrección política o la pereza intelectual nos han ido lastrando con grandes ángulos ciegos en la visión de nuestro pasado.
Es el caso de la primera mitad del siglo XVIII y de figuras como la de Blas de Lezo. En los primeros años del siglo tuvo lugar el advenimiento de la monarquía borbónica, la guerra de Sucesión (de rabiosa actualidad en estos días en que hay quien quiere convertirla retroactivamente en guerra de Secesión) y el Tratado de Utrecht que, trescientos años después, sigue dando pie a encendidos episodios estivales de quítame allá esas patrulleras o esos bloques de hormigón.
En su magnífica exposición sobre Blas de Lezo, el Museo Naval nos ayuda a rememorar algunos de los acontecimientos y personajes peor conocidos de aquel tiempo. Blas de Lezo fue una figura extraordinaria: manco, cojo y tuerto por las heridas recibidas en acciones navales desde los 25 años (lo que le hizo merecedor del sobrenombre Mediohombre), su biografía está trenzada con la de la historia militar española tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Ninguna de sus acciones fue tan decisiva como la defensa de Cartagena de Indias frente a la armada británica del Almirante Vernon en 1841. Se trató del mayor despliegue naval británico hasta el desembarco de Normandía: cerca de 30.000 combatientes y dos centenares de barcos frente a fuerzas españolas mucho más reducidas. La exposición presta a la batalla una gran atención, recreándola en un estupendo vídeo que no se debe uno perder.
Blas de Lezo murió pocos meses después de la batalla y, para no faltar a otra de las pautas que solemos practicar, fue denigrado y condenado al olvido por el gobernante del momento, Felipe V. El Museo Naval, con su tradicional empeño en iluminar esos ángulos ciegos de nuestra historia naval, nos ha hecho a todos el favor, y a Blas de Lezo la justicia, de volver a traerlo ante nosotros.
La exposición puede visitarse hasta el 13 de enero en el horario habitual del Museo, de martes a domingo de 10 a 19 horas.
Es el caso de la primera mitad del siglo XVIII y de figuras como la de Blas de Lezo. En los primeros años del siglo tuvo lugar el advenimiento de la monarquía borbónica, la guerra de Sucesión (de rabiosa actualidad en estos días en que hay quien quiere convertirla retroactivamente en guerra de Secesión) y el Tratado de Utrecht que, trescientos años después, sigue dando pie a encendidos episodios estivales de quítame allá esas patrulleras o esos bloques de hormigón.
En su magnífica exposición sobre Blas de Lezo, el Museo Naval nos ayuda a rememorar algunos de los acontecimientos y personajes peor conocidos de aquel tiempo. Blas de Lezo fue una figura extraordinaria: manco, cojo y tuerto por las heridas recibidas en acciones navales desde los 25 años (lo que le hizo merecedor del sobrenombre Mediohombre), su biografía está trenzada con la de la historia militar española tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Ninguna de sus acciones fue tan decisiva como la defensa de Cartagena de Indias frente a la armada británica del Almirante Vernon en 1841. Se trató del mayor despliegue naval británico hasta el desembarco de Normandía: cerca de 30.000 combatientes y dos centenares de barcos frente a fuerzas españolas mucho más reducidas. La exposición presta a la batalla una gran atención, recreándola en un estupendo vídeo que no se debe uno perder.
Blas de Lezo murió pocos meses después de la batalla y, para no faltar a otra de las pautas que solemos practicar, fue denigrado y condenado al olvido por el gobernante del momento, Felipe V. El Museo Naval, con su tradicional empeño en iluminar esos ángulos ciegos de nuestra historia naval, nos ha hecho a todos el favor, y a Blas de Lezo la justicia, de volver a traerlo ante nosotros.
La exposición puede visitarse hasta el 13 de enero en el horario habitual del Museo, de martes a domingo de 10 a 19 horas.