Tras las tres primeras ediciones en papel, publicadas por Imágica Ediciones, El heredero de Tartessos emprende una nueva andadura con Ediciones Evohé. Y lo hace por partida doble. Por una parte, Evohé ha lanzado una nueva edición (¡la cuarta, quién lo iba a decir!) de libro físico, manteniendo en gran medida la identidad de la portada, aunque adaptada magníficamente a la línea gráfica de la colección de novela histórica de la editorial. Ha quedado un estupendo tomo de 407 páginas, muy agradable de leer.
Y, por otro lado, se ha lanzado el eBook, poniéndolo a disposición de los lectores en las principales plataformas de libros digitales. Es algo que me alegra particularmente: no hay más que viajar en metro para ver de qué modo los libros digitales están ganando lectores a toda velocidad. Es genial pensar que cualquiera puede descargarse el libro por apenas 4 euros.
Para quien se anime, puede adquirir el libro en la página de Evohé:
http://www.edicionesevohe.com/index.php?main_page=product_info&cPath=3&products_id=74
En Amazon:
http://www.amazon.es/El-heredero-de-Tartessos-ebook/dp/B007PG264A/ref=sr_1_19?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1332970276&sr=1-19
En FNAC:
http://ebooks.fnac.es/el-heredero-de-tartessos-arturo-gonzalo-aizpiri/9788415415077
En Casa del Libro:
http://www.casadellibro.com/ebook-el-heredero-de-tartessos-ebook/9788415415077/1976443
Y en Ciberdark.net:
http://ebooks.cyberdark.net/el-heredero-de-tartessos-ebook-n63301.html
viernes, 30 de marzo de 2012
viernes, 9 de marzo de 2012
Retratos de caligrafía en la New York Public Library
Qué extraño poder tienen las palabras escritas de hacer sobrevivir a su autor al paso del tiempo. Es el lenguaje lo que nos hace humanos, y lo que deja la más fiel huella de nuestra humanidad. Y mucho más si se trata de palabras manuscritas en un papel, como un mapa minucioso y lleno de matices de quien empuñó la pluma y su alma con ella.
Como los cuadernos maravillosos que vi ayer en la exposición que conmemora el centenario de la fundación de la New York Public Library. Allí estaba la caligrafía minúscula y de perfectas líneas rectas de Borges, el discurso cruzado de pulcras tachaduras que leyó George Washington en su despedida, los cuadernos de Jack Kerouac y Virgina Woolf (junto a él, el bastón que apareció flotando en la superficie del lago en el que un día decidió caminar hasta su muerte con los bolsillos llenos de piedras). Allí está la Declaración de Independencia de los EEUU de puño y letra de Thomas Jefferson, y el volumen de obras de Dickens anotado que éste utilizaba en sus conferencias.
Me ha emocionado leer esos textos a través del cristal de las vitrinas. En cada palabra está el momento único e irrepetible en que fue concebida, en cada una se halla aún vivo el aliento de aquellos hombres y mujeres extraordinarios. Eso descubrí en las venerables salas de mármol de la NYPL: que no hay mejor retrato de un ser humano, ni más perdurable, que su caligrafía. Que quiera obtener una porción de permanencia, no tiene más que tomar un papel y una pluma, y escribirse.
Como los cuadernos maravillosos que vi ayer en la exposición que conmemora el centenario de la fundación de la New York Public Library. Allí estaba la caligrafía minúscula y de perfectas líneas rectas de Borges, el discurso cruzado de pulcras tachaduras que leyó George Washington en su despedida, los cuadernos de Jack Kerouac y Virgina Woolf (junto a él, el bastón que apareció flotando en la superficie del lago en el que un día decidió caminar hasta su muerte con los bolsillos llenos de piedras). Allí está la Declaración de Independencia de los EEUU de puño y letra de Thomas Jefferson, y el volumen de obras de Dickens anotado que éste utilizaba en sus conferencias.
Me ha emocionado leer esos textos a través del cristal de las vitrinas. En cada palabra está el momento único e irrepetible en que fue concebida, en cada una se halla aún vivo el aliento de aquellos hombres y mujeres extraordinarios. Eso descubrí en las venerables salas de mármol de la NYPL: que no hay mejor retrato de un ser humano, ni más perdurable, que su caligrafía. Que quiera obtener una porción de permanencia, no tiene más que tomar un papel y una pluma, y escribirse.
domingo, 4 de marzo de 2012
Con dos siglos de retraso
Con dos siglos de retraso llegó a puerto el cargamento de Nuestra Señora de las Mercedes. Ha tenido que pasar todo ese tiempo para que otros piratas como los de la flota inglesa que la hundió, comandada por el Vicealmirante Graham Moore, se apropiaran del tesoro que la fragata llevaba en su bodega. Y que luego se quedaran con un palmo de narices cuando la justicia lo devolvió a quienes perdieron a 249 hombres en su naufragio. En este tiempo tan parco en buenas noticias, le regocija a uno que, aunque sea con tanto retraso, se haga justicia de un modo tan espléndido.
He oído que Oddisey, la empresa pirata, ofreció a los descendientes de los oficiales de la Mercedes, un diez por ciento de los beneficios del botín si se personaban en la causa reclamando sus derechos como herederos. Ninguno accedió.
Lo contó Don Benito en Trafalgar:
El combate empezó al poco rato; nuestra fragata recibió la primera andanada por babor; se le contestó al saludo, y cañonazo va, cañonazo viene... lo cierto del caso es que no metimos en un puño a aquellos herejes por mor de que el demonio fue y pegó fuego a la Santa Bárbara de la Mercedes, que se voló en un suspiro, ¡y todos con este suceso, nos afligimos tanto, sintiéndonos tan apocados...!